viernes, 9 de marzo de 2007

Fragilidad

Resulta muy curiosa la fragilidad de las máquinas en comparación con la solidez de las convicciones. No llevo mucho tiempo pedaleando y ya he aprendido que es un deporte duro, apto sólo para tozudos, para – digámoslo de esta forma – mulas de carga. En la última salida que hice con los experimentados aguiluchos coronillos del BTT CORONILLAS Ángel y Víctor en Peñascosa, tuvimos un sin fin de averías. Las máquinas se rompían (en una misma salida: un ajuste de cambio, un enderezamiento de patilla in extremis, una rotura de cadena, doble rotura de cubiertas delantera y trasera con trasvase de chapapote incluido, etc…) pero las voluntades se fortalecían. Hay algo en los ciclistas que hace que sean dóciles a su suerte. Encaran la adversidad con un sentido del humor ácido y pesimista, casi estoico. Algo en las chapuzas de supervivencia para superar las averías, alegra al ciclista. Las máquinas son frágiles, da igual si llevas un XT, un Deore, un Acera o un palillo con una goma; lo interesante es la voluntad de superar cuando todo falla y sólo queda la sonrisa. “Sé como Dios que nunca llora, o como Lucifer que nunca reza; y aún cuando caiga rodando por el suelo…¡Ruja aún tu cabeza vengadora!”

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